sábado, 5 de enero de 2013

Eduardo Solá Franco: un artista trasplantado




 Auto-retrato de Eduardo Solá Franco 
Hablar de Solá Franco, es como hablar de un fantasma que se cree deambuló por las calles de Guayaquil, se cree escribió algunos libros, se cree presentó obras de teatro y se cree pintó muchos cuadros. La realidad es que en efecto así lo hizo, tan sólo que en esta ciudad y en este país que le es ingrato a muchas cosas, pero sobre todo al arte, no  se lo tomó en cuenta como el gran artista que fue.

Solá nació en Guayaquil el año de 1915, procedente de una familia acomodada, lo que le valió de ayuda para conocer más del ambiente artístico que venía del exterior, pero de la misma forma, su condición de “adinerado”, lo marginó del ambiente artístico local. La razón es simple, El Ecuador, como la mayoría de Latinoamérica en aquellos años(1920-1980), sentía una casi enfermiza fascinación por la izquierda política y el patriotismo, de tal forma que los sectores de izquierda, que tenían fuerte influencia en el arte, lo excluyeron por ser de “buena familia”. Este desacuerdo se hizo presente en una ocasión en la que Joaquín Gallegos Lara, reconocido escritor y político, mandó a que golpearan a Solá Franco por “afeminado”. Todo esto, hizo que Solá emprenda viajes al exterior constantemente, y se costeaba los gastos pintando cuadros, en su mayoría retratos, a las familias adineradas de las ciudades que visitaba.

 Retrato realizado por encargo

Entre las ramas artísticas que Solá desempeñó, están la pintura como lo más reconocible. El teatro, como escritor y decorador de obras. Modista. Escritor publicado e incluso como cineasta.

Su obra pictórica tuvo mucho reconocimiento en el extranjero, llegando a exponer en París, Berlín, Milán, Praga, Quito, Lima, Barcelona, Madrid, Buenos Aires, Washington D.C. y Santiago entre las ciudades más importantes. Todo esto desde sus primeros viajes por inicios de los 40’s, hasta su muerte en 1996.

Su estilo al momento de pintar, difiere mucho con lo que se hacía en el país por esos años, que enajenados por el patriotismo, se prefería el realismo indígena, cuyo mayor representante era Guayasamín. Sus cuadros siempre estaban cargados de un fuerte simbolismo y mística, usualmente recurría a personajes de la mitología, referencias literarias, misterio, y metáforas delirantes. Tenía una fascinación por lo subjetivo y el surrealismo. Sus cuadros siempre tenían un significado, que para ser cifrado, había que analizarlo desde lo pleno oculto e inconsciente. Los estilos empleados eran diversos, pero no se dejó llevar del todo por el cubismo, el pop art, o el op art, muy populares a mediados del siglo XX, aunque una que otra vez se “animaba” a probar cosas nuevas, nunca dejando a un lado su estilo propio. Participó en Bienales de ciudades muy importantes como El Bienal de Madrid en 1951 y el Bienal de Valencia en 1965.


Como escritor, publicó 4 novelas, dos de ellas “Latitud 0” y “Del otro lado del mar”, fueron publicadas en España. Se conoce que escribió más de 80 obras de teatros las cuales algunas fueron presentadas en muchas ciudades, una de ellas incluso en el teatro de Louvre de París en 1954.

Muy poco se conoce de su carrera como modista, pero en sus diarios personales dibujada bosquejos de modelos con distintos trajes y conjuntos, muchos de ellos él los hacía para las obras que presentaba y además diseñaba vestuarios de su creación para diferentes compañías tanto en Europa como en América.

Autor también de libretos de ballet, creando incluso coreografías.



 
También realizó distintos cortos cinematográficos que fueron galardonados. El corto “Un pequeño argumento”, recibió la Máscara de Plata en el Festival de Salerno, Italia en 1965. También trabajó en Walt Disney realizando guiones cinematográficos. Su cortometraje “Encuentros Imposibles”, fue el primer cortometraje experimental ecuatoriano, en el año 1959, y tomó hasta 1979 para que vuelva a hacerse un filme de este tipo en el país.

Por todo lo mencionado, Eduardo Solá Franco es sin lugar a dudas uno de lo referentes artísticos más grandes que tuvo está ciudad y este país en el siglo XX. Una ciudad que le era reacio al cambio, y el “sedentarismo cultural” hizo que se marginen a genios creativos como Solá Franco. Sin embargo, Solá aún creía en la gente de este país y constantemente volvía a su ciudad, ya sea para exponer sus cuadros, evento que ocurría muy rara vez, o simplemente lo hacía para estar cerca de su madre que siempre fue la que más lo apoyo en su carrera. A más de eso, reitero, él siempre creyó en el país y a cada regreso del exterior esperaba ver un país diferente y con una mente artística y culturalmente más desarrollada, cosa que jamás ocurrió, ya que murió en Santiago de Chile en 1996, luego de ya haberse erradicado en esa ciudad por más de 10 años.

 Eduardo Solá Franco 1994

Los cuadros de Solá se encuentran en varias colecciones privadas de Italia, Francia, España y Perú, los familiares también guardan algunos ejemplares. Los libros, de las 4 novelas, una de ellas se la puede encontrar en Perú. De las obras de teatro que escribió, no se conoce que hayan vuelto a ser presentadas y se han publicado varias recopilaciones de estas, siendo la primera lanzada en Perú con el nombre “Los Caminos obscuros y el silencio”. Otros textos de este tipo también han sido publicados bajo el sello de la Casa de La Cultura. Los diarios personales y demás materiales del artista como cortometrajes y bosquejos, junto con sus cuadros, fueron recopilados y expuestos en el Museo Municipal en Junio del 2010 como un intento de impedir que la historia olvide a otro grande del arte.

 Publicidad del Museo Municipal de la exhibición "El teatro de los afectos" Junio 2010

Eduardo Solá Franco es otra muestra del duro trabajo al que se enfrentan los artistas en el país, pero él jamás se rindió y nunca le guardó rencor a la tierra que lo vio nacer, aunque muchas veces estuvo a punto de claudicar, como se puede ver en el siguiente poema “El trasplantado”, que data de fines de los 60’s. Después de todo, el arte te paga con arte y tal vez con nada más que eso.




Por Luis Castro 


1 comentarios:

Mildemoniosyyo dijo...

El arte solo te paga con arte y con nada más que eso, es terrible tener que reconocer que muchas veces lo reconocido no es lo mejor. El Ecuador deja de lado a muchos compatriotas, los ignora, los destierra, los trasplantan, quizás por eso es que aman tanto a su tierra y la anhelan con fervor, no hay mejor inspiración que el hígado lleno de dolor o rabia.
JC

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