viernes, 18 de enero de 2013

EMBARAZO: EL INICIO DE UNA FAMILIA


Estas son las palabras que mi ahora esposo me dijo cuando conocimos que íbamos a ser padres y mientras yo le reclamaba por no romper en llanto: “No tengo porque llorar, estoy feliz, ahora seremos una familia”. Y tenía razón, pues aunque dentro de 3 meses nacerá un bebé, nosotros nos convertiremos en padres, lo que nos hace miembros de un mismo núcleo familiar. El embarazo que es la concepción de un nuevo ser, es también la concepción de una nueva familia.
Cuarenta semanas aproximadamente, es el tiempo en que el nuevo ser se forma en el vientre de una madre. Durante este tiempo la madre y el hijo construyen un fuerte vínculo de amor, entendimiento y comunicación, mediante signos como pequeñas pataditas y movimientos. La madre aprende amar a su hijo desde el primer momento y viceversa, pues la voz de una madre es la que más agrada al bebé, conoce bien su olor y siente lo mismo que ella. En tanto que un padre, puede tener mucho amor por su mujer e hijo, ser el mejor compañero para la madre, pero no llegará a sentirse realmente padre, hasta que tome a su bebé en los brazos y cuando esto suceda ya tendrá la certeza de que son una familia.
Libros como la Sagrada Biblia, representan a la familia como el hombre y la mujer que se unen en matrimonio para concebir un hijo. Con el tiempo la situación se ha modificado y no se necesita del matrimonio para constituir una familia, pero si de los deseos de procrear y en otros casos de adoptar, lo que sigue manteniéndose como la necesidad de tener un hijo, verlo desarrollarse y acompañarlo a lo largo de su vida junto a una figura materna y una paterna. El embarazo se reconoce como el inicio de un conjunto de personas que unidos por los lazos del amor, el respeto, la comunicación y la consanguineidad se involucran en la sociedad, dando ejemplo de unión. Nace un hijo y nace una nueva familia.
Lamentablemente no todas las familias permanecen unidas. Algunas empiezan con mucha alegría ante la llegada de un nuevo miembro, pero por diversas razones se separan. Los intereses, el orgullo y a veces el egoísmo de los padres resultan más fuertes que la necesidad de dar un hogar y una estabilidad emocional para ese nuevo hijo. La situación sería distinta mientras los valores en el hogar, en el colegio y en la sociedad se reforzaran, necesitamos más familias felices y unidas.
Por: Karla Loor M.

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