Ellas, exultantes de alegría entre telas de colores que
marcan tendencias en la moda, estimuladas por un ambiente olor a Chanel que
inhibe su sentido del control del tiempo tras una vitrina que les ofrece el paraíso
que falta en su closet. Ellos con la mirada perdida en el piso del pasillo del
centro comercial, con un caminar que traza círculos sin rumbo fijo, agarrado de
manos y pies a las manecillas del reloj, sintiendo cada pausa del segundero
mientras esperan el idílico “ya terminé” de su amada.
¡Finalmente llega!, en unos casos con un tono de alivio y en
otros con un tono que acarrea el reproche al caballero por dejar sola en el
dilema que las diversas prendas le planteaban a la dama.
La escena se repite día a día en los centros
comerciales…pero ¿aquello tiene alguna razón de ser más allá del aburrimiento
que argumenten sentir los hombres?
¡Oops! Estudio
revelador
Un estudio científico efectuado por la universidad de Michigan determinó que
el comportamiento tan distinto entre ambos sexos “puede explicarse desde una
perspectiva evolutiva.”
Millones de años atrás, ellas se dedicaban a la recolección de frutos
y ellos a la caza. Las mujeres llevaban consigo a sus hijos para realizar dicha
tarea, seleccionando sin apuros sus alimentos. Investigaciones
científicas muestran que las mujeres tienen mejor visión periférica que los
hombres, lo cual les beneficiaría como recolectoras. Jeannette Birquett,
gerente de mercadeo de San Marino considera que las diferencias de género en el
consumo no son tan sutiles, pues distingue cualidades distintas “ en las
mujeres la observación y en el hombre la practicidad”
Por otro lado los hombres en su actividad de caza no iban en
compañía de sus hijos porque podían demorarlos o entorpecer su cometido. Ellos
tenían que ser muy rápidos para no ser atacados por su presa y una vez que
conseguían su objetivo, volvían de inmediato a las cuevas. Birkett coincide con el estudio y considera
que “en el marketing influye principalmente la psicología que implica un
conocimiento integral del ser humano, influyendo entre otras cosas sus hábitos
que en gran medida se heredan durante generaciones”
Pero ¿que piensan los
consumidores ecuatorianos al respecto?
Ellas al ser consultadas si les importa la
compañía de ellos al comprar, una ligera mayoría contestó que no.
“Hay mas libertad para quedarse observando todo sin que te presionen y
sugieran” Rocío Jaramillo. “Siempre entra conmigo para apurarme, por eso prefiero ir sola o con
amigas” Karla Loor.
Sin embargo, algunas no ocultan su desazón
al verlos cual “guardaespaldas” según
Marìa Toro, esperando fuera de la tienda. “Lo que una mujer espera de
ellos es que la acompañe a todos lados, inclusive cuando este aburrido y no se
sienta a gusto” Gabriela León.
Los hombres por su parte atribuyen su desencanto por
acompañarlas a la indecisión de las mujeres en elegir algo. “No me gusta
porque sabes q puedes entrar media hora después y ella va a seguir allí” Raul Renella.
“Si supieran q van a comprar fuera tan fácil y rápido. El problema es que ¡no
saben!, entonces una compra en vez de demorar 5 minutos demora horas” Emilio
Falquez.
Conclusión: Es un hombre y se comporta diferente pero
existen secretos.
Definitivamente, no somos para nada consumidores homogéneos y no es cuestión
de género si no de hábitos que hemos heredado o la influencia del entorno
cultural.
Los desacuerdos son inevitables. Si el ir de shopping representa discordia
en su relación, trate la enfermedad y no el síntoma, tal como lo plantea el
libro “Los 100 secretos de las parejas felices”, dialogue “sobre las razones
por la que discuten y no solo por el desacuerdo específico”. Lleguen a
consensos y traten de identificar intereses en comunes en sus salidas de
compras.
Por Dominique Martinez
0 comentarios:
Publicar un comentario