viernes, 16 de noviembre de 2012

Guayaquil “Un semillero del arte contemporáneo”


Ha pasado mucho tiempo desde que el arte en Ecuador no se vende como una propuesta indigenista ligada a un contexto social o político. Las vanguardias estéticas modernistas que surgieron con Guayasamín o Tábara se desplazaron para dar paso a una nueva generación de artistas jóvenes contemporáneos que proponen un arte más híbrido.  “Ya no existe un artista que se defina como pintor o escultor, la cultura de especialidad está en desuso, la vanguardia propone una migración a diferentes campos y ahora un artista puede hacer de todo” dice Armando Busquets.

EL arte moderno muere a finales del siglo 19 con todos los ismos (cubismo, fauvismo, expresionismo, futurismo y el realismo). A partir de los años 1863 a 1960, fueron apareciendo otras temáticas como el expresionismo abstracto, el pop-art y el minimalismo. Ésta generación de artistas creían que el mundo estaba mal encaminado y empezaron a trabajar en luchas como la libertad sexual, la libertad femenina, la lucha de los negros, etc.

Pili Estrada, directora de la Galería de arte No Mínimo, dice que: “Son personas que se salen del molde social de la época para empezar a construirse en otros medios”. Así es como llegamos al arte contemporáneo que se da como una respuesta a lo que pasa en el mundo.

Para Armando Busquets, Director de la carrera Artes Visuales en el ITAE, es muy difícil establecer lo que está pasando en la época actual del mundo contemporáneo:“Lo que sí sabemos es que es una práctica que nada tiene que ver con copiar una realidad sino buscar algo que va más allá”. Armando propone que para tener una visión más clara, habría que dejar pasar el tiempo y verlo fuera de la época.

Pero, ¿qué sucede con los registros de arte contemporáneo en Guayaquil? Existe una opinión compartida de expositores, profesores y especialistas de arte. Ellos dicen que hay un flujo aproximado de 30 artistas Guayaquileños de 24 a 28 años que en la última década emergieron con la aparición de escuelas de arte y  galerías.

De 90 estudiantes de arte que entra cada año al ITAE, se gradúan aproximadamente el 20 % explica Javier Patiño, rector de la institución: “Hay índices de deserción altos, no se trata del ITAE  sino de la carrera, las artes visuales supone un esfuerzo intelectual y de trabajo físico”. Sin embargo, los que han concluido, ahora trabajan como artistas. Ése es el caso de Anthony Arrobo, ganador de un premio nacional de arte en Cuenca, que con solo 20 años figura entre los mejores artistas plásticos reconocidos internacionalmente. Otros como Ilich Castillo, José Hidalgo, Osvaldo Terreros, Juan Carlos Fernández y Denis Navas exponen actualmente en las galerías del país.

“Se nota que el arte contemporáneo está creciendo a diferencia de otras ciudades, el panorama mejoró indudablemente” expresa Juan Carlos Fernández (el mago), quien pinta desde el 2008. ÉL concibe su obra como una ironía y protesta: “Pinto aborígenes, los saco de contexto y los meto en lugares no comunes, como un aborigen corriendo con zapatos Nick o tatuados con íconos de HelloKitty”. Su enfoque se da como crítica a la tendencia actual de explotar la imagen del indígena.
                                                   Juan Carlos Fernández -Santo Remedio

Denise Navas tiene 23 años, ha participado en más de ocho exposiciones colectivas, una internacional y otra individual.  Graduado hace a penas un año, ahora es profesor de dibujo 4 en el ITAE. Denise trata de crear una conciencia crítica de la pintura y para la pintura: “No es pintar porque sí, sino de producir una obra y que ésta sea digna de exhibirla”. Para él, una obra no puede ser limitada bajo un concepto o una idea sino que se define bajo motivaciones que se manifiestan en un diálogo intenso del paisaje con la arquitecta.

Denise Navas -La ruina es el alma secreta de todas las construcciones 

Actualmente existen 4 galerías de arte contemporáneo en la ciudad: No Mínimo, DPM, Galería de Patricia Meier y  Espacio Vacío; cada una de ellas con distintos enfoques de trabajar el arte. “Guayaquil es el semillero del arte contemporáneo, en los años 30 o 60 el Ecuador se exportaba como un país que pintaba indígenas, ahora ya podemos escuchar nombres como Saidel Brito, Oscar Santillán, Roberto Noboa como referentes” asegura David Pérez Mac Collum, dueño de la galería DPM, una de las de mayor trayectoria a nivel Nacional.

DPM abrió en el año 89, comenzó a formar un Staff de artistas exclusivos que para David no tenían una línea visual única sino una propuesta de obra. La galería rompió con el modelo tradicional de vender obras como una vitrina sin tener criterio de arte; su propuesta fue crear un equipo y formar un concepto. “Mi galería es una sociedad más de hecho que de derecho; expongo las obras durante un mes, luego se quedan conmigo y a la vez represento a los artistas”.

Pili Estrada, Iliana Hidalgo y Romina Muñoz son tres emprendedoras graduadas en el exterior que sintieron que sería egoísta dejar sus conocimientos lejos de un país que, según ellas, compite y supera el arte internacional. Tienen más de diez años de experiencia en el arte con una trayectoria que parecería superar su edad. En octubre del 2010 decidieron crear  No Mínimo y se plantearon trabajar con artistas jóvenes y emergentes que presentaban una mirada contemporánea.
                                                                            
“Buscamos hilos de diálogo entre artistas de otras generaciones como Marcos Restrepo, Roberto Noboa con artistas mucho más jóvenes como Anthony Arrobo, José Hidalgo” comenta Iliana Hidalgo. Una de las cosas que hace no mínimo es colecciones colectivas, no individuales: “El coleccionismo está iniciando, los espacios se están abriendo, pero no hay un coleccionismo individual, necesita haber una escena para que a los artistas les compren la obra”. No Mínimo trata de que los artistas puedan vivir como artistas, mandarlos a residencias internacionales y colocarlos.

En  Guayaquil hay una escena más madura donde se está formando una cultura de observador, la mayoría de galerías imparten talleres con el fin de crear una mirada que cuestione al arte y al espectador. La apertura de espacios y exposiciones muestran un contexto más profundo de lo que parece ser una nueva generación de artistas plásticos en pleno apogeo.

Por Romina Córdoba
Ronald Mayer

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